Propóleos y su actividad antimicótica

Cuando dirigimos la atención para describir la actividad antimicótica del propóleos indefectiblemente debemos contar que dicha propiedad está mediada por algunos de sus componentes que tienen acción antifungica comprobada como; sacranetina, estalibdenos, el ácido benzoico y perostibeno.

La actividad antimicótica del propóleos ha sido recomprobada en variadas cepas de hongos, el uso más frecuente en humanos y animales no humanos es micosis dérmicas debido a que estas se presentan con rasquiña y laceraciones el propóleos con su actividad anestésica y antialergica logra un proceso cicatrizal más rápido.

Igual actividad curativa tiene en micosis vaginal y oral/bucal.

La actividad antimicótica del propóleo debe ser una terapia de primera elección para varios tipos de micosis, más alla de su vía de acción, porque la quimioterapia antimicótica -a día de hoy- tiene falencias en terminos de resistencia, alta toxicidad y poca penetración, además de los efectos adversos indeseables como vómitos, mareos, dolor de cabeza, entre otros.

La actividad antimicótica del propóleo se debe a la presencia de diversos compuestos bioactivos en su composición, como flavonoides, terpenos, ácidos fenólicos y ácidos grasos. Estos compuestos tienen la capacidad de alterar la permeabilidad de la membrana celular de los hongos, lo que conduce a la muerte de las células fúngicas.

En términos más específicos, los flavonoides presentes en el propóleo tienen la capacidad de inhibir la actividad de la enzima ergosterol, que es esencial para la síntesis de la membrana celular de los hongos. Los ácidos fenólicos, por su parte, actúan inhibiendo la actividad de la enzima tirosinasa, que también está involucrada en la síntesis de la membrana celular fúngica.

Además, el propóleo también puede interferir con el proceso de división celular de los hongos, lo que también contribuye a su actividad antimicótica. Estos mecanismos de acción conducen a una disminución en la capacidad de los hongos para crecer y multiplicarse, lo que finalmente lleva a su muerte.

Como corolario, la actividad antimicótica del propóleo a nivel celular se debe a la capacidad de sus componentes bioactivos para alterar la estructura y función de la membrana celular fúngica, así como para interferir con la división celular de los hongos.

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