Las mascotas: un desarrollo emocional
Actualmente las mascotas, particularmente los perros y gatos, se han convertido verdaderos soportes para el bienestar emocional y salud mental desarrollando un vínculo terapéutico porque reducen el estrés y la ansiedad, convirtiéndose en "compañeros terapéuticos" así son valorados en contextos médicos y psicológicos, como lo evidencian las prácticas de terapia asistida por animales, especialmente caballos y perros.
Hoy día que la globalización y/o la internet ha facilitado el intercambio de ideas, las mascotas, especialmente los perros y gatos, han trascendido las fronteras nacionales y culturales. Citemos el caso de la televisión, como el perro de la película Lassie o el gato de Garfield, que representan valores universales como la lealtad, la valentía o la independencia. También son conocidos como las mascotas simbolizan aspectos espirituales y filosóficos por ejemplo, el "maneki-neko", o gato de la suerte, es un símbolo de prosperidad y buena fortuna en la cultura nipón reflejando las creencias espirituales y la esperanza, propia de los humanos.
Este desarrollo emocional entre mascotas y humanos se sustenta en la capacidad de ambos para interpretar las señales sociales y emocionales del otro. Los perros (no son casos aislados) pueden leer las expresiones faciales, tonos de voz y lenguaje corporal de su cuidador para comprender su estado emocional. De parte de los humanos también se evidencia sensibilidad –los tenedores responsables- para interpretar el comportamiento de los perros.
Este intercambio emocional tiene una base biológica, demostrada desde la neuroquímica; cuando un humano y un perro hacen contacto visual, ambos liberan oxitocina, la misma "hormona del amor" que fortalece el vínculo entre madres e hijos. Esta secreción acentúa la conexión y convoca confianza y apoyo reciproco, es decir, beneficio para ambas especies.

