Cada individuo puede experimentar diferentes respuestas biológicas al estrés, diferente manera de diligenciar sus emociones, por lo que es importante abordar el manejo del estrés de manera individualizada y buscar estrategias que ayuden a mitigar su impacto en cada episodio de dolor de cabeza.

No es un secreto que situaciones de vida que suponen estrés pueden desencadenar fuertes dolores de cabeza producto de la tensión y/o ansiedad de esas emociones intensas.

Quisimos, en este escrito, enfocarnos en los cambios biológicos que se generan en el organismo para el desarrollo de la migraña.

Lo primero que sucede es que: 1) el sistema nervioso autónomo se activa, específicamente la rama simpática. Esto provoca una liberación de neurotransmisores y hormonas que afectan los vasos sanguíneos y desencadenan cambios en la circulación cerebral.

Durante esa experiencia estresante de vida “externa”, allí adentro de nuestras células se estan 2) liberando sustancias inflamatorias, como las citoquinas proinflamatorias. Estas sustancias pueden provocar inflamación y sensibilización de los nervios, lo que contribuye a la generación de dolor, aunado a los cambios en los niveles de neurotransmisores en el cerebro, incluyendo la serotonina, la dopamina y el glutamato pueden alterar la modulación del dolor y aumentar la sensibilidad a estímulos dolorosos.

La activación de la respuesta hormonal ("correr, luchar o morir") desencadena la liberación de hormonas del estrés como el cortisol y la adrenalina. Estas hormonas 3) afectan la sensibilidad al dolor y la respuesta inflamatoria en todo el cuerpo, generando cambios en la regulación del dolor, en consecuencia, se producen alteraciones en la forma en que el cerebro procesa y modula el dolor. Esto puede resultar en una mayor percepción del dolor y una disminución de los mecanismos inhibitorios naturales.