El circuito emocional

El circuito emocional es una red de conexiones neuronales que se extiende desde la amígdala y el hipotálamo hasta la corteza prefrontal y otras áreas del cerebro. Está involucrado en la regulación de las emociones, el estado de ánimo, el estrés y la respuesta al peligro.

La interacción de la flora intestinal con este circuito emocional se produce a través del eje cerebro-intestino-microbioma, que es una compleja red de señales y mediadores químicos que conectan el cerebro con el sistema digestivo y el microbioma intestinal. Los microorganismos presentes en el intestino pueden producir neurotransmisores y otros compuestos que afectan la actividad cerebral y la regulación emocional.

La disbiosis, es decir, el desequilibrio en la composición de la flora intestinal, puede afectar la comunicación entre el intestino y el cerebro, lo que puede contribuir a trastornos emocionales como la depresión y la ansiedad. Por lo tanto, mantener una microbiota intestinal saludable a través de una dieta equilibrada y rica en fibra, la ingesta de probióticos y la reducción del estrés, puede ayudar a promover la salud emocional.

Cada emoción está conformada por un componente sensorial y otro componente de acción generado a partir de miles de millones de señales de las neuronas que proceden de distintas partes del cuerpo. Es así como los mensajes viajan del cerebro al cuerpo y regresan al cerebro, almacenándose para constituir un valioso archivo de recuerdos incoscientes del estado corpóreo.

Así, la biología de los sentimientos y emociones nacen en este almacén de información que, muestran como nos sentimos cuando experimentamos fuertes emociones y el cerebro -para ahorrar energia- recurre a esta información evitando hacer el recorrido entre cerebro, organo y cerebro nuevamente.

Ejemplificando el contexto: Existirá información que nuestro cerebro grabó cuando eramos niños o adolecentes en una reacción intestinal (nauseas, mariposas en el estómago, hambre, saciedad, etc) y durante toda nuestra vida tendremos acceso instantáneo a estos sentimientos de nuestras tripas.

Hace poco menos de 10 años los científicos estudian con más rigor la interacción de la flora intestinal con el aparato digestivo y el cerebro, lo que los ha llevado a incluirla -a la flora intestinal- como componente fundamental conformador del circuito de las emociones ubicado en el cerebro, determinado por los genes presentes en el nacimiento y, modificados epigenéticamente durante la infancia.

Para desarrollar emociones completas puedes iniciar un proceso de aprendizaje de tus reacciones intestinales entrenando tu sistema cerebro-aparato digestivo-microbioma agregando alimentos probióticos y perbióticos, crudos y vivos de la colmena.  contacto@imiel.co

 

 

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