El planeta a unísono debe velar de manera colaborativa e intuitiva por proteger a las abejas y demás polinizadores, es una responsabilidad mundial.

Las propuestas están planteadas, algunas leyes aprobadas, que declaran políticas públicas de protección y conservación de los polinizadores además indicando “como prioridad crear el ambiente propicio para el desarrollo poblacional de las abejas, mariposas y otros insectos, o animales que impactan el proceso de polinización” ( Ley número 156 de 9 de agosto de 2016; Ley de protección de polinizadores, Puerto Rico).

Interesante mencionar este trabajo de Puerto Rico porque también indica la necesidad de integrar a los polinizadores en el proceso de cultivos agrícolas, tal y como lo viene planteando Colombia en sus alianzas apicultores-agricultores. Aunado a esto en mayo de 2.018 añaden a esta ley artículos -5,6,7 y 8- para establecer y reglamentar la apicultura urbana.

Las medidas jurídicas globales -una responsabilidad mundial- son necesarias para tener claridad en las resoluciones de los problemas que aquejan a las abejas, que no conocen de límites geográficos, no en vano fueron declaradas el animal más importante del planeta. En dicho contexto el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea -TFUE- entre sus objetivos tiene el de fomentar medidas a escalas internacionales para hacer frente a problemas mundiales del medio ambiente y cambio climático, dicho cometido involucra de manera directa a la complejidad que atraviesan las abejas.

Ahora bien, es necesario que desde las municipalidades se incluyan en las políticas públicas la protección de los polinizadores; desde el manejo, su bienestar, pasando por definiciones exactas de técnicas para el cuidado y protección de las abejas en entorno urbano y rural.

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