El “bienestar” del ser humano no es otra cosa que tener control del entorno y en época de grandes amenazas (contaminación ambiental) su expectativas en la calidad de vida se degrada con fuerza.

De nada vale haber superado los temas básicos como especie (hambre, enfermedades, guerras), si el lugar donde vive es agredido con turbulencias sistémicas (gas carbónico, desechos duros, blandos, etc.). No es retórica, o cuidamos la tierra o el futuro será incierto: La protección y conservación de los ecosistemas, como las selvas y los bosques, son fundamentales para mantener la salud del planeta y, por ende, el bienestar de las personas. Los bosques, por ejemplo, juegan un papel vital en la regulación del clima, la purificación del aire y el suministro de agua dulce, además de ser hábitats de una amplia diversidad de especies, incluidas las abejas que producen la miel.

Es fundamental que trabajemos juntos en tiempos de amenza climática para construir sinergia y alianzas entre gobiernos, comunidades locales, organizaciones no gubernamentales y empresas para proteger y restaurar nuestros ecosistemas naturales. Solo a través de una acción colectiva y medidas efectivas de conservación, podremos asegurar un futuro sostenible para las generaciones venideras, donde aún podamos disfrutar de los beneficios de la miel de abejas y de un entorno saludable y próspero.

Es hora de construir sinergia y alianzas, en la protección y conservación de selvas y bosques, de ahí que trabajamos fuerte en sacar adelante el arte de la apicultura, lanzando productos de la colmena con los protocolos más altos en temas de no amalgamar, revolver, mezclar mieles entre colmenas, que lo único que se logra es degradar la calidad y la fuerza de energía de cada nido de abejas.

No se puede olvidar que cada colmena es un súper organismo regentado por una sola reina, que transmite su genética y expande su conciencia colectiva de seres sintientes.