Desde el contexto planteado -de lo escrito en páginas anteriores- donde se valora la evolución de los homínidos, su fisiología y la importancia de cocinar, sembrar y criar alimentos, es importante destacar que cada persona es única y puede tener necesidades nutricionales individuales. Sin embargo, basándonos en principios generales de una alimentación saludable y diversa, se pueden incluir los siguientes alimentos; elecciones alimentarias:

1. Frutas y verduras: Son fuentes de vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes. Se recomienda consumir una variedad de frutas y verduras de diferentes colores para obtener una amplia gama de nutrientes.

2. Proteínas de calidad: Incluir proteínas de origen animal como carnes magras, aves, pescado, huevos y lácteos (si son tolerados), así como proteínas vegetales como legumbres, tofu y tempeh. Estas son importantes para el crecimiento, reparación y mantenimiento de tejidos, así como para la producción de hormonas y enzimas.

3. Grasas saludables: Incluir grasas saludables como aceite de coco, oliva, aguacate, frutos secos y semillas sin antinutrientes. Estas grasas son importantes para la absorción de vitaminas liposolubles y proporcionan ácidos grasos esenciales. En este numeral quiero hacer un parentesis para mencionar la satanizada grasa animal - sebo de res y la manteca de cerdo- que son fuentes de grasas saturadas; Sin embargo, la percepción de su calidad y su impacto en la salud es un tema debatido en la comunidad científica y nutricional.

Durante mucho tiempo, las grasas saturadas se han asociado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares por temas de interes para algunas industrias. Sin embargo, en los últimos años, ha habido un cambio en la comprensión de las grasas saturadas, y la evidencia científica sugiere que no todas las grasas saturadas son iguales y que su impacto en la salud puede variar dependiendo de otros factores dietéticos y de estilo de vida.

El consumo moderado de grasas saturadas provenientes de fuentes saludables y de calidad, como el sebo de res de animales criados en pastoreo y la manteca de cerdo proveniente de cerdos alimentados de manera natural, puede ser parte de una alimentación equilibrada. Estas grasas contienen nutrientes como vitaminas A, D, E y K, así como ácido linoleico conjugado (CLA) y otros compuestos beneficiosos.

Es importante tener en cuenta que el exceso de consumo de grasas saturadas, independientemente de su origen, puede contribuir al aumento de peso y al riesgo de enfermedades crónicas si no se equilibra con una dieta globalmente saludable y un estilo de vida activo.

Cada persona es única y puede tener diferentes necesidades nutricionales.

4. Carbohidratos complejos: Optar por carbohidratos complejos como granos enteros, quinua, arroz integral y patatas. Estos carbohidratos proporcionan energía sostenida y son ricos en fibra, vitaminas y minerales. De nuevo, tener presente su contenido de antinutrientes.

5. Fermentados: Incluir alimentos fermentados como yogur natural, chucrut, kimchi y kéfir. Estos alimentos son ricos en probióticos que pueden promover la salud intestinal y la diversidad microbiana.

6. Fuentes de micronutrientes: Asegurar la ingesta adecuada de vitaminas y minerales, como hierro, calcio, vitamina D, vitamina B12, ácido fólico y omega-3. Estos nutrientes se pueden obtener a través de una variedad de alimentos como los producidos por las abejas -polen, jalea real, propoleos, larvas- o, en algunos casos, pueden requerir suplementación.

Es importante tener en cuenta que esta lista es general y puede variar según las necesidades individuales, las preferencias alimentarias y las restricciones dietéticas. Es recomendable consultar a un profesional de la salud, como un dietista o nutricionista, para obtener recomendaciones personalizadas y basadas en necesidades específicas.

Recuerde que la clave para una salud intuitiva es la variedad, el equilibrio y la moderación. Además, porpiciarse un espacio espiritual, contacto diario con la naturaleza, adoptar prácticas sostenibles, como el cultivo propio de alimentos y la crianza responsable de proteínas animales, puede contribuir a un enfoque más consciente y conectado con la alimentación.