El término "cereal" proviene de Ceres, la diosa romana de la agricultura. Los cereales son plantas gramíneas cultivadas por sus semillas, que son conocidas como granos. Estas semillas son ricas en carbohidratos, principalmente almidón, lo que las convierte en una fuente fundamental de energía en la dieta humana y animal.

Los granos de cereales constan de varias partes esenciales:

1. Germen o núcleo: Esta parte interna contiene nutrientes valiosos como grasas saludables, vitaminas y minerales.

2. Estructura harinosa o fécula: La parte central del grano está compuesta principalmente de almidón, un carbohidrato complejo que proporciona energía de liberación lenta.

3. Testa (salvado): La capa externa del grano, rica en fibra, vitaminas y minerales, aporta textura y nutrientes esenciales.

4. Endospermo: La porción más grande del grano se encuentra bajo el salvado y contiene carbohidratos, almidón y proteínas.

5. Cáscara: La capa más externa protege el grano y generalmente se retira antes del consumo humano.

Los cereales tienen un amplio rango de usos, tanto en la alimentación humana como en otros propósitos. Se emplean en la producción de alimentos básicos como pan, pasta, arroz, además de ser la base de productos como harinas, almidones y aceites vegetales. También desempeñan un papel crucial en la alimentación de la ganadería, suministrando alimento a animales de granja y mascotas.

La historia de los cereales está intrínsecamente vinculada al desarrollo de la agricultura y al progreso de la civilización. La domesticación de los cereales marcó un hito en la evolución de la humanidad, al permitir la transición de sociedades nómadas a una forma de vida agrícola sedentaria.

Finamente decir que, los cereales son plantas cultivadas por sus semillas ricas en carbohidratos, vitales para la nutrición humana y animal. A través de sus diversas partes, proveen energía y nutrientes esenciales, y han tenido un papel fundamental en el desarrollo de la sociedad y la alimentación a lo largo de la historia.