La apicultura urbana es una actividad que viene tomando fuerza en importantes ciudades del mundo.

Cuando buscamos en la historia los orígenes de la apicultura urbana encontramos que existen registros de colmenas en las ciudades de la antigua Grecia y Roma, donde se criaban abejas en terrazas y en los jardines de las casas. Durante la Edad Media, la apicultura urbana se extendió por Europa y que en los jardines de los monasterios e iglesias se criaban abejas. En el Renacimiento, la apicultura urbana se convirtió en una actividad popular entre los aristócratas europeos.

A mediados del siglo XX  ciudades como Tokio, New York y París que la iniciaron, unos con casos de éxito, otros no tanto. Este emprendimiento, contrario a suposiciones, por tratarse de “ asaltantes” de la urbe no precisa de malabares y trapecios mágicos: Nada complicado, las labores que los apicultores hacían en los apiarios de su granja/finca, siguen siendo las mismas; ahora con la sutil diferencia que el paisaje son los rascacielos.

Es más que evidente que el crecimiento de las ciudades ha alejado a los animales humanos de los espacios rurales, que dificulta un poco encontrar productos alimenticios 100% naturales, uno de los motivos subyacentes de los primeros apicultores urbanos para establecer colmenas en los rascacielos.

En nuestros días la existencia de colmenas en las metrópolis es una gran ayuda para las abejas hoy por hoy amenazadas, que ironía, en su entorno rural; Los plaguicidas que aplican los agricultores están contribuyendo de manera protagónica al síndrome de colapso de las colonias.

Existen otros motivos que contribuyen a que las abejas estén muriendo en el mundo;  las malas prácticas agrícolas, la explotación prolongadas de monocultivos, los depredadores furtivos.

Las pocas personas que han tomado conciencia de la importancia de estos polinizadores para la seguridad alimentaria mundial ya han emprendido acciones: el jefe de cocina del hotel Waldorf Astoria en New York -tienen un jardín con 6 colmenas en el piso 20- de manera muy didáctica hace preparaciones en su cocina con la miel que cosecha, La Casa Blanca cuenta con un par de colmenas, en el Palacio de la Opera en Paris pasa algo similar, una empresa Francesa de telecomunicaciones en la población de Neuilly tiene un par de colmenas en su terraza y sus empleados cosechan la miel en verano.

Así que la apicultura urbana no debería ser un hobby de unos pocos que aman a estos insectos polinizadores, se puede convertir en una actividad productiva que va mucho más allá.

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