El ser humano desde que nace hasta que muere está en función de adquirir BIENESTAR. A fin de cuentas todas sus labores de sobrevivencia (estudio, trabajo, cuidado de la salud) están encaminadas en conseguir energía para hacer posible una vida digna y amable para el disfrute. En la gestión de estas actividades sufre accidentes y dolencias en el cuerpo.

En estos entretantos, la evolución -por millones de años- de los homínidos, han diseñado varios y eficientes sistemas de alarmas en el cerebro (que se expresan a través del dolor, sufrimiento). Uno de esos sistemas de ALARMA es el sistema endocanabinoide, encriptado en moléculas químicas, cuya función es ayudar a modular, estimular, restringir el dolor o degradación fisiológica de alguna zona del cuerpo.  

Es de exaltar que el DOLOR hace referencia estricta a problemas físicos, y el SUFRIMIENTO se refiere a contextos emocionales. Y vale hacer esta aclaración, porque muchos profesionales hacen sinonimia entre estos dos conceptos como si fueran lo mismo.

El dolor es una experiencia sensorial y física que se siente en el cuerpo, mientras que el sufrimiento es una experiencia emocional y psicológica que se relaciona con el dolor, pero también puede ser causada por otros factores.

Es importante diferenciar entre estos dos conceptos para poder proporcionar un tratamiento adecuado a los pacientes que experimentan dolor y/o sufrimiento. En algunos casos, los profesionales pueden enfocarse únicamente en tratar el dolor físico, sin tener en cuenta los factores emocionales que pueden estar contribuyendo al sufrimiento del paciente. En otros casos, los profesionales pueden centrarse únicamente en tratar los factores emocionales, sin abordar adecuadamente el dolor físico.

Por lo tanto, es importante que los profesionales de la salud trabajen en conjunto con los pacientes para abordar tanto el dolor físico como el sufrimiento emocional de manera integral y personalizada. Esto puede involucrar el uso de terapias farmacológicas y no farmacológicas, así como la orientación y el apoyo emocional para ayudar a los pacientes a manejar mejor su dolor y sufrimiento.

anto la medicina cannábica como la apiterapia pueden tener beneficios terapéuticos para algunas personas, aunque los resultados pueden variar dependiendo de la condición médica y las necesidades individuales del paciente.

La medicina cannábica utiliza compuestos activos de la planta del cannabis, como el THC y el CBD, para tratar una variedad de afecciones de salud, incluyendo el dolor crónico, la inflamación, la ansiedad y la epilepsia. Se ha demostrado que estos compuestos tienen propiedades analgésicas, antiinflamatorias y ansiolíticas, entre otras.

Por otro lado, la apiterapia utiliza productos derivados de las abejas, como la miel, la jalea real y el veneno de abeja, para tratar una variedad de afecciones de salud, como el dolor articular y muscular, la inflamación y las alergias. 

Ambas terapias unidas por la interacción abeja-planta de cannabis son valiosas para mejorar la salud y el bienestar de las personas. Sin embargo, es importante trabajar con un profesional de la salud calificado para determinar si estas terapias son apropiadas para cada persona y para asegurarse de que se utilicen de manera segura y efectiva en tiempos y dosis adecuadas segun la necesidad del usuario.

Más adelante, en otros textos de esta sección se profundiza más en hacer saber cómo funciona el sistema endocannabinoide. 

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