Existen en la web videos para comprobar la pureza de la miel, entre ellos, llama la atención la prueba en la que se adiciona agua fria a un recipiente con un poco de miel, seguido de movimientos circulares, van apareciendo unas figuras geométricas muy parecidas a los hexágonos (alveolos) de cera del panal de miel. He leído que le denominan “la memoria genética” de la miel.

La genética molecular -rama de la genética- estudia los eventos moleculares inherentes a los mecanismos de la herencia. En este contexto -de herencia- la miel puede contener partículas de polen, el cual claramente contiene material genético de las plantas, pero desconocemos de estudios que corroboren que el polen pueda “saber” que la miel que lo contiene fue cosechada en un panal de alveolos hexagonales de cera.

Lo que si se ha estudiado -por más de 40 años- es que la estructura molecular del agua registra las vibraciones de sonidos, de colores, para este caso de formas, tal y como nos enseña el legado del Dr Emoto y el Dr Mu Shik Jhon; El agua es el medio perfecto de transferir energía dentro de los sistemas biológicos.

Es decir, al poner en contacto agua con la superficie de unos pocos mililitros de miel pura , ella -el agua- reconoce/identifica la información (vibración/energía) que trae la miel. Es así que la expresión de pureza de la miel es interpretada por el agua. 

La memoria genética de la miel de abejas se refiere al hecho cuando las abejas visitan una flor para recolectar néctar, también recolectan polen de la planta; el gameto masculino de la flor que se transfiere al néctar recolectado por las abejas. Este polen en la miel (analisis melisopalinológico)  ofrece información sobre la diversidad de las plantas en un área determinada, las plantas que han sido visitadas por las abejas y estimar la diversidad genética de la flora local.

Gracias al agua y a la miel pura por su mensaje.