Una Historia de Amor

Hace casi 140 millones de años cuando el planeta dejó de ser pantanos y los árboles empezaron a florecer, con la estrategia de que el viento llevara el polen hasta otra flor para dar frutos y así reproducirse los árboles conocieron, por casualidad, a los primeros insectos (escarabajos), las abejas aún no existían pero si estaban sus abuelas las avispas.

Las avispas eran carnívoras, solitarias y se alimentaban de larvas y otros insectos para sobrevivir. Aquí nace la historia de amor que consigno como título de este escrito; quizás una avispa le gustó tanto el polen de las flores y dejó de consumir larvas, de ser carnívora, y alimentarse solo del polen de las flores. De esta manera nace un grupo de insectos con un mismo antepasado: los amantes de las flores.

Las abejas y las flores se aman mutuamente porque se necesitan: la flor provee néctar y polen a las abejas a cambio de que la ayude a reproducirse (transportando los granos de polen).

Esta historia de amor entre las flores y las abejas ha pasado por muchos períodos para entenderse cada día mejor, así que han evolucionado en sincronía tanto que existen flores que secretan sustancias exclusivamente para un tipo específico de abejas; es el caso de las abejas de las orquídeas. O abejas que se adaptaron a determinados tipos de flores para conseguir más rápido su alimento.

Si te gustan las flores, escríbeme a Consulta y me cuentas que flores hay en tu jardín o en tu ciudad. También me puedes enviar fotos de abejas en flor.

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